Madrid,
20 de noviembre de 1936. BUENAVENTURA DURRUTI, el jefe más destacado y popular
del Anarco-sindicalismo español, muere en un Hospital a consecuencia de una
bala recibida el día anterior. Su muerte en extrañas circunstancias continúa
siendo un misterio, quizás el propósito de “barrer a bombazos la escoria de la
naciente burocracia comunista extendida en la retaguardia”, fue lo que
determinó su muerte.
El mismo día y casi a la misma hora, JOSE ANTONIO moría fusilado en la cárcel
de Alicante. Al margen de simbolismos, es un hecho que los dos bandos se
beneficiaron de estas muertes, y que una cosa empezaba a estar clara, fuera
cual fuera el resultado de la Guerra Civil Española no iba a haber REVOLUCIÓN.
Con DURRUTI no muere el “hombre de acción”, el caudillo
proletario, sino lisa y llanamente: LA REVOLUCIÓN LIBERTARIA; Porque los García
Oliver o Federica Montseny, desde sus sillones ministeriales, no eran más que
meras comparsas de la República.
Actualmente se constata una realidad: las organizaciones
oficiales ácratas, no quieren saber nada del grupo de “los solidarios”, la
acción directa o el boicot a las elecciones. Es más llegan a la herejía (para
un auténtico anarquista) de presentarse a las elecciones sindicales (como han
hecho algunos sectores de la CNT). Esto se debe a que la Revolución murió con
Durruti, y quienes hoy día se hacen pasar por “anarquistas” son tan solo
un adorno constitucional.
Por otra parte, en La Falange, ocurre lo mismo, la
gran mayoría de su militancia cambio el mono de trabajo por la boina del
tradicionalismo, grita vivas a Franco y aún hoy en día saca panfletos con lemas
como "Vuelva General", echa por tierra los auténticos ideales
del falangismo que son los que desde la autentica o desde el Frente
Sindicalista Revolucionario defendió Narciso Perales, no quieren ni
oír hablar de lucha callejera, revolución... Se afanan en comprar unas
hectáreas de legalidad democrática, aunque el precio sea la traición a sus
propios ideales.
En este Estado en el que nos ha tocado vivir, tenemos alguno de los más claros
ejemplos de estupidez e inmovilismo ideológico dentro del ambiente que
genéricamente se ha dado en denominar como “fascismo”, y esto es así hasta el
punto de que si retrocedemos en el tiempo hasta las dos últimas décadas del
Siglo XX, veremos que los movimientos políticos y culturales “neofascistas” de
aquella época, estaban muchísimo más avanzados en su renovación que la mayoría
de los grupos y publicaciones actuales. La inmensa mayoría de quienes hoy se
aventuran en la creación de nuevas publicaciones o formaciones políticas
han heredado, presos de la inercia de planteamientos de otros tiempos, taras de
inmundas ideologías liberales que son, inherentes a los fascismos, entre las
cuales destacan un recalcitrante anticomunismo y un patriotismo egocéntrico y
trasnochado, cuando no apoyando a organizaciones antirrevolucionarias.
Desgraciadamente y con harta frecuencia, vemos como tanto dentro del
ambiente Nacional-Revolucionario como del Anarco-Sindicalista acostumbran a
rechazar de entrada determinadas posiciones ideológicas, únicamente porque
éstas no coinciden con las que en su día mantuvieron los movimientos
históricos. Pese a ello, las posiciones ideológicas vanguardistas, deben ser
siempre vistas como algo positivo, positivo en cuanto que, al margen de que se
esté o no de acuerdo con ellas, estas nuevas ideologías HACEN PENSAR a
los camaradas, muchas veces anquilosados en posiciones excesivamente cerradas a
nuevos caminos de evolución ideológica.