“Pudo haber y no lo hubo, un diálogo del anarquismo y del falangismo en
su primera hora. Pero consciente de los vínculos ideológicos entre sus
aspiraciones y las del sindicalismo libertario español, Primo de Rivera
tuvo entrevistas con Ángel Pestaña pocas semanas después de la fundación
de Falange, en el curso de una visita a Barcelona, y no pudo
establecerse ningún acuerdo, en parte por la distancia que había entre
uno que había nacido en cuna pobre y se había desarrollado en el trabajo
constante, y el que había nacido en cuna dorada y no había tenido
ningún inconveniente en su carrera por la vida, con el pan de cada día
seguro. Se hicieron otros intentos de acercamiento a través de Ruiz de
Alda y de Luys Santa Marina, pero Pestaña no tuvo confianza en la
posibilidad de una cooperación con ese sector nuevo y juvenil de la vida
políticasocial española.
A pesar de la diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese
parentesco espiritual con José Antonio Primo de Rivera, hombre
combativo, patriota, en busca de soluciones para el porvenir del país.
Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para entrevistarse con
nosotros. Mientras toda la Policía de la República no había descubierto
cuál era nuestra función en la FAI, lo supo Primo de Rivera, jefe de
otra organización clandestina, la Falange Española. No hemos querido
entonces, por razones de táctica consagrada entre nosotros, ninguna
clase de relaciones. Ni siquiera tuvimos la cortesía de acusar recibo a
la documentación que nos hizo llegar para que conociésemos una parte de
su pensamiento, asegurándonos que podía ser base para una acción
conjunta a favor de España.
Estallada la guerra, cayó prisionero y fue condenado a muerte y
ejecutado. Anarquistas argentinos nos pidieron que intercediésemos para
que este hombre no fuese fusilado. No estaba en manos nuestras
impedirlo, a causa de las relaciones tirantes que manteníamos con el
Gobierno central, pero hemos pensado entonces y seguimos pensando que
fue un error de parte de la República el fusilamiento de José Antonio
Primo de Rivera; españoles de esa talla, patriotas como él, no son
peligrosos ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que
reivindican a España y sostienen lo español, aun desde los campos
opuestos, elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus
aspiraciones generosas. ¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si
un acuerdo entre nosotros hubiese sido tácitamente posible, según los
deseos de Primo de Rivera!”
(Diego Abad de Santillán, anarquista miembro de la CNT-FAI)
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